La nueva doctrina Monroe: América ¿para los chinos?

La decisión del presidente López Obrador de ausentarse de la Cumbre de las Américas ha sido ampliamente respaldada por el gobierno chino. Además, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, aprovechó el desaire diplomático de México para enfatizar que la doctrina Monroe “no tiene audiencia en la América Latina de hoy”. Resumida en la frase “América para los americanos”, la doctrina Monroe ha sido severamente cuestionada, pues sirvió de instrumento para consolidar la hegemonía estadounidense en América Latina.  Sin embargo, debido a la rápida penetración de China en la región y su actitud neo-imperialista en otras secciones del mundo, el pronunciamiento de Beijing debe tomarse como una señal de alarma, más que en defensa de los intereses latinoamericanos.

 

China se ha convertido en la potencia económica con mayor influencia en América Latina después de Estados Unidos. Y se estima que para el año 2035, podría superarle. En tan solo dos décadas, el comercio entre China y América latina creció en un dos mil por ciento. Repito. Dos mil por ciento. Actualmente es el principal socio comercial de Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Para México, el crecimiento exponencial de China debe convertirse en un asunto de prioridad estratégica. Dado que el motor de la economía mexicana son los flujos económicos provenientes de Estados Unidos a través de exportaciones, remesas o inversión, un conflicto que atente contra la competitividad estadounidense podría traer en el corto plazo, consecuencias económicas y sociales adversas al interior de México.

 

En días recientes, el presidente Biden realizó su primera gira por Asia, en Japón y Corea del Sur. Entre los objetivos principales se encuentra implementar un marco de acción Indo-Pacífico, que incluirá novedosas reglas comerciales y provisiones en materia de comercio digital, infraestructura y cadenas de suministro seguras. Este nuevo mecanismo que busca consolidar el liderazgo de Estados Unidos en Asia, también puede servir de pauta para México sobre cómo insertarse y navegar exitosamente en la nueva dinámica global encaminada hacia dos sistemas de reglas comerciales. Además, gracias al acceso preferencial que brinda el TMEC al mercado estadounidense, México puede beneficiarse como receptor de nuevos flujos de inversión, particularmente en el sector de las nuevas tecnologías que resultan cruciales para su desarrollo.  

 

En suma, no existe mayor riesgo geopolítico para el futuro de México (y del mundo), que un posible enfrentamiento entre Washington y Beijing. Erróneamente, López Obrador le ha planteado a Estados Unidos, que la manera de contrarrestar el avance de China es a través de la unión latinoamericana (emulando a la Unión Europea). Esta idea, aunque de gran atractivo sentimental, carece de lógica económica. En principio, porque la mayoría de los países del Cono Sur, llenan sus bolsillos con capital chino. En realidad, la forma de balancear a China en América Latina, es extendiendo las ventajas que México ofrece a raíz de su relación privilegiada y su integración con Norteamérica. Esa, es la ventaja competitiva de México y la fuente de su liderazgo.

Artículo publicado originalmente para la sección «Una Mirada Global» para El Universal: https://bit.ly/3lMKlV8